La otra noche, después de varios días de trabajo bastante intenso, me puse a limpiar mi buzón de correo y a preparar mi agenda semanal, como hago normalmente cada domingo. Estaba en una habitación de hotel en los Estados Unidos y tenía como fondo las entrevistas de la 84a edición de los Óscar, que estaba a punto de comenzar.

Para mí, esta ceremonia es el mejor evento de relaciones públicas a nivel mundial. Entonces, un mensaje en mi buzón me llamó la atención.

Cuando leí el texto de Azime Acar, a quien considero una experta de medios de comunicación en nuestro país y cuyos artículos leo regularmente, confieso que me sentí muy triste. Para ser breves, la Sra. Acar analizaba cómo el primer trasplante de cara realizado en nuestro país, una operación exitosa desde el punto de vista médico, ha sido considerada un desastre en los medios de comunicación. En una parte de su artículo citaba a Rahşan Gülşan, columnista de HaberTürk, quien presentaba su columna del viernes con el titular “¡El chico sangra por la boca!”. Cito:

“Ha pasado un mes desde la operación pero aparentemente el chico no se ha recuperado.
¿Cómo lo sé?
Por las fotos que se publicaron en los periódicos, obviamente.
Porque por un instante, a Uğur le salió sangre por la boca durante la conferencia de prensa que tuvo lugar ayer.
Se trata, claramente, de un trasplante que ha sido realizado sin mucho cuidado.
Es obvio que las heridas aún no han cicatrizado ya que sangraron cuando Uğur intentó hablar.
Cuando vi la foto se me rompió el corazón. Me sentí fatal.
¿No es una pena para el chico?

Sí, es la primera vez que se hace en nuestro país.
Sí, es la historia de un gran logro para los médicos turcos.
Pero ni siquiera nos han dejado disfrutarla. Y además, ¿alguien ha pensado en cómo se sentirá este chico con la fama que se ha ganado sin querer? ¿Hay alguien que recuerde que detrás del trasplante está la historia de un muchacho de 19 años que ha sido repetidamente golpeado hasta hace nada?

¿Qué clase de trabajo hace el profesor Prof. Dr. İsrafil Kurtcephe, Rector de la Universidad del Mediterráneo, si no pudo prever lo que podría significar para Uğur estar enfrente de la prensa?
¿Este señor se ve a sí mismo como un médico o como un empleado administrativo?”

Rahşan Gülşan criticó la situación diciendo: “De alguna manera hemos convertido una historia de éxito en un testimonio de la banal autocomplacencia de los turcos. ¡Felicidades a todos nosotros!”

El Rector de la Universidad del Mediterráneo ofreció un puesto de trabajo frente a todo el mundo, mientras lo filmaban. No ha sido ni el primero, ni el último ejemplo de cómo la atracción por las cámaras puede acabar en un desastre de comunicación.”

Entre la gente de nuestro país hay una cantidad increíble de historias de éxito personal. Tenemos doctores, ingenieros, académicos, deportistas, artistas y hombres de negocios esparcidos por todo el mundo. No obstante, se trata siempre de historias de individuos. Por una serie de problemas en nuestro sistema y por esa mentalidad que tenemos de hundir al prójimo, mucha gente no está en el lugar que se merece. Por otro lado, otros ocupan posiciones para las que no están preparados.

En mi opinión, todos los involucrados en este asunto del trasplante de cara tienen su parte de responsabilidad. El hospital, la universidad, los medios de comunicación, los doctores que intentaron salvar la situación… En tal ambiente de caos no se debería haber anunciado este éxito al mundo y correr el riesgo de disminuir a los verdaderos héroes de la situación: los médicos que realizaron la operación. Es triste pero es cierto.

Mientras escribo estas palabras, están premiando “Una Separación”. Una película iraní acaba de ganar el Óscar a la mejor película en lengua extranjera. Siento mucha curiosidad por ver cómo reaccionará Irán, un país que como nosotros, destaca por su mentalidad y sus historias de éxito personal. Seguro que sentiremos hablar mucho de este premio. Estoy pensando que si hay un ganador en todo esto es la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas, que merece una reverencia por su gran visión en cuanto a comunicación se refiere. Si lo pensamos, mucho antes de que salieran a la luz las operaciones de trasplante de cara, la película Face Off ya había tratado este tema. Sin lugar a dudas, Hollywood y la Academia están un paso por delante.

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